20 años de canciones

mayo 31, 2019
Bernardo Quesada
BMusic
Producer: Bernardo Quesada

Contarte sobre este segundo DVD que celebra mis 20 años de canciones no ha sido fácil. Dichosamente el video habla por solo y no creo que logre decir con palabras más de lo que ahí se lee entre líneas, notas, imágenes y aplausos… porque sí, es cierto que una imagen dice más que mil palabras. Entonces creo que lo mejor que puedo hacer es contarte cómo llegué hasta el escenario del Teatro Eugene O`Niell, ese viernes 27 de Octubre, para hacer el concierto que estás viendo y me parece que la forma más divertida de llegar a esto es estableciendo una serie de conexiones que hoy, 20 años después, me hacen sonreír, me dan ternura, me sorprenden y me reafirman aquello de que el destino es el que es.  La música no llegó por azar. Yo estoy en la música por una combinación afortunada de los genes de mi mamá, (hija y sobrina de músicos aficionados que tocaban música tradicional en “turnos” ferias de pueblos); y de las luchas sociales de mi papá. 

Mi primer recuerdo de un músico tocando frente a es escuchar a Luis Enrique Mejía Godoy en la sala de mi casa cantando “Cristo ya nació…”, pues él y su hermano Carlos pasaron algún tiempo en mi casa cuando Somoza hacia cosas horrendas en Nicaragua. Mi papá, al igual que mucha gente que pensaba como él,  fueron hermanos solidarios de artistas e intelectuales que llegaron a Costa Rica, un país sin ejército, en tiempos de guerra y dictaduras. Por ello también fue que vi por primera vez a Tayacán, el grupo donde cantaba “El Macho” Gamboa, mejor amigo de mi padre y tío de Jaime y Fidel Gamboa de Malpaís, quienes unos 20 años después me llenarían la cabeza de música y el alma de abrazos.  Creo que esta es la primera virtuosa conexión del porqué mi vida está en el arte: Nací en un país sin ejército. Gracias a esto es que yo fui un adolescente con una guitarra al hombro, en vez de un fusil de guerra.  

Esa guitarra llegó a mi hombro por mi hermano mayor, que no paraba de cantar canciones de Silvio, Sui Generis, The Beatles, Lito Nebia y Baglietto. A él le debo comenzar a tocar guitarra, jugar al ejercicio de descubrir acordes nuevos, compartirlos con otros amigos del barrio que aportaban otros acordes que se fueron sumando y sumando, hasta aquel dichoso día que llegué a tener un piano frente a , por primera vez, en el Conservatorio Castella y entonces comencé a pasar “dedo por dedo” de mis acordes de guitarra a sus teclas blancas y negras. 

En el Castella conocí mucha gente que hasta el día de hoy me acompaña en mi vida por la música, por ejemplo el saxofonista y el baterista de este DVD, Pablo Sandí (Taca para quienes crecimos con él) y Carlomagno Araya, dos hermanos míos de la música; y también a un personaje que tendría para la llave a una puerta que es vital en mi historia: Ulysses Grant, el negro cellista que me llevó a tocar congas con “IRIAQUI” un grupo de calypso con el que, junto a Pato Barraza, El Chero y Martín, tocábamos por 250 colones (unos 3 dólares) por canción, mesa a mesa, en la Soda Palace, El Imán y en  La Perla, cantinas emblemáticas de un San José que ya no existe. Dicho sea de paso, otra conexión divertida es que junto a nosotros, IRIAQUI, en la Soda Palace, tocaban otros calypsonians: Robinson (un negro grandote que era “solista” y tenía cara de muy pocas pulgas) y Chacrá, entre otros. Chacrá era de los pocos calypsonians que tenían “un contrato” los fines de semana, y su calypso trabajaba en un restaurante propiedad de quien iba a resultar el padre de una mujer a la que le escribí, dieciséis años después, varias de las canciones de este concierto. Nadie sabe para quién trabaja. 

Pero por IRIAQUI, un año después de eso, estaría yo sentado al piano, tocando el primer arreglo que hice y grabé, para lo que pienso que es la balada rock más importante de la música costarricense: “Frágil” (de Pato Barraza), con Inconsciente Colectivo. Recuerdo que ahí conocí a Alberto Ortiz, productor de la grabación, que era escasos tres años mayor que yo. En realidad éramos muchachos construyendo una bitácora de música costarricense. ¡Es lindo ver el pasado!, y creo que es ésta una buena ocasión para hacer una confesión: 

Alberto y yo grabamos a cuatro manos el arreglo de cuerdas que hice para ese tema, con un teclado K4 (de Kawai) que pertenecía al grupo que estaba grabando en el horario de la noche del estudio… lo usamos sin permiso y estoy seguro que la grabación que ese grupo estuviera haciendo no sonó ni el 1% de las veces que ha sonado en la radio “Frágil” desde entonces y hasta la fecha. Repito: Nadie sabe para quién trabaja. 

Pero ahora que menciono Frágil, ahí también hay una conexión muy hermosa: un año antes de que yo conociera a Pato escribí mi primera canción, una canción muy adolescente que no canté más que en el momento de escribirla -un domingo de resurrección– luego de conocer a una mujer muy bella, tanto tanto, que me llevó por vez primera al jardín de las canciones… De esa canción sólo existe la partitura de un arreglo para 4 instrumentos, que escribí a mano, en la mesa de mi abuela, y que le llevé de regalo de cumpleaños un tiempo después. Esa primera canción que escribí y “Frágil” son hermanas, son hijas de la misma inspiración; pues con años de diferencia, la misma estudiante universitaria inspiró ambas canciones, y de eso nos enteramos, los tres, años después. 

Para este momento de mi vida, a los 17 años ya era un Bernardo que tocaba en la Orquesta Sinfónica Juvenil de Costa Rica, que escribía canciones con su guitarra, hacía arreglos de rock y… tocaba Calypso… ¿ me voy explicando?  Por eso es que creo que haber sido un rebelde que salía del Teatro Melico Salazar,  donde lo estaban esperando unos compas para “ruletear” (tocar en las mesas y cobrar por ello) en La Palace, constituye  el porqué de todo y mi posibilidad de construir este anfibio que nada en agua dulce y salada, que respira bajo el agua y en la tierra, y que anda resolviendo aún, luego de 30 años, cómo juntar todos los lados de su corazón de músico, compositor, arreglista, productor y cantante. 

Creo que si me pagaran por hacer una sola cosa de éstas, las demás las haría de gratis… no puedo quedarme con una parte de y darle la espalda a todo lo demás. Quizá por eso mi primer disco se llama “Cuervo Blanco”, pues los cuervos aprenden a cantar como cualquier ave, aprender a “hablar”, a utilizar herramientas, aprenden lo que sea necesario con tal de conseguir su cometido; el mío: ser feliz. Entonces te dejo con este registro del niño que sigo siendo, ese que juega a la música, que escribió cada nota para cada uno de los músicos que ves ahí, pensando en ese que va a tocarla, pues invitó a jugar a sus mejores y más queridos amigos, los que lo han acompañado desde siempre. Quiero hacer constar que hay gente ahí que no sale en el video tocando ningún instrumento, pero que fue parte fundamental de esta noche, que entregaron su corazón sin reparos para ayudarme, estar presentes y proactivos, resolver mis contratiempos y abrazarme el alma. 

A mi querido Pedro Guerra, por su iniciativa de quedarse un día más en Costa Rica y acompañarme a en este momento tan importante, cantar conmigo, y ser una escuela de sencillez y grandeza, Jordi Parés por poner su ojo sobre mi desde antes de este DVD, sólo hay una forma de llegar a juntar tantas imágenes que expresen tan asertivamente lo que siento, y es haber estado en mi vida por tantas décadas, a Ivan Rodriguez y Manuel Obregón por llegar a acompañarme musical y emocionalmente, ambos son gente que me habita, y que me da vida, a Marco Coll, Carolina Flores Hine y Paula Múnera por la producción, Hector Terrazas e Ixtxaropen Ibarlucea de BeMusic por la producción ejecutiva asociada, Freddy Alvez por toda la ayuda de soporte técnico, Gisela Sanchez y Javier Malca por su apoyo incondicional, Gabriela Marton, Antonio Calvo (propietario) y Alejandro Jimenez que estuvieron pendientes de que mi corazón y mis cuerdas vocales  fueran a buen ritmo y coordinadas, Guillermo Madriz y Rodrigo Durán por parte del CCCN haciendo que esto fuera posible y a ese tropel de mas de 30 profesionales de la música, la ingeniería de sonido, diseño audio visual, filmación, edición, trabajando en pre y post producción de esto que está ante tus ojos. 

Más de lo que imaginé (20 años de canciones) – 2019 

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