Contarte sobre este segundo DVD que celebra mis 20 años de canciones no ha sido fácil. Dichosamente el video habla por sí solo y no creo que logre decir con palabras más de lo que ahí se lee entre líneas, notas, imágenes y aplausos… porque sí, es cierto que una imagen dice más que mil palabras. Entonces creo que lo mejor que puedo hacer es contarte cómo llegué hasta el escenario del Teatro Eugene O`Niell, ese viernes 27 de Octubre, para hacer el concierto que estás viendo, y me parece que la forma más divertida de llegar a esto es estableciendo una serie de conexiones que hoy, 20 años después, me hacen sonreír, me dan ternura, me sorprenden y me reafirman aquello de que “el destino es el que es”. La música no llegó por azar. Yo estoy en la música por una combinación afortunada de los genes de mi mamá, (hija y sobrina de músicos aficionados que tocaban música tradicional en “turnos” ferias de pueblos); y de las luchas sociales de mi papá.
Mi primer recuerdo de un músico tocando frente a mí es escuchar a Luis Enrique Mejía Godoy en la sala de mi casa cantando “Cristo ya nació…”, pues él y su hermano Carlos pasaron algún tiempo en mi casa cuando Somoza hacia cosas horrendas en Nicaragua. Mi papá, al igual que mucha gente que pensaba como él, fueron hermanos solidarios de artistas e intelectuales que llegaron a Costa Rica, un país sin ejército, en tiempos de guerra y dictaduras. Por ello también fue que vi por primera vez a Tayacán, el grupo donde cantaba “El Macho” Gamboa, mejor amigo de mi padre y tío de Jaime y Fidel Gamboa de Malpaís, quienes unos 20 años después me llenarían la cabeza de música y el alma de abrazos. Creo que esta es la primera virtuosa conexión del porqué mi vida está en el arte: Nací en un país sin ejército. Gracias a esto es que yo fui un adolescente con una guitarra al hombro, en vez de un fusil de guerra.