Para 1997 yo ya tenía algunas canciones buenas, nueve exactamente, y me propuse grabarlas. En aquel momento yo comenzaba a trabajar como arreglista y productor y necesitaba un demo de mi trabajo, entonces: ¡Manos a la obra! Lo primero fue encontrar quién le entrara a la quijotada de luchar contra el molino, y asociarse “ejecutivamente” con un perfecto desconocido para hacer un disco de música original… y estaba ahi para mi “Marsol Records”, la locura de José Solano, que había producido con éxito el primer disco de Editus (icónico grupo costarricense que le dio un impulso vital a la producción de nueva música nacional) ellos eran compañeros de mi vida en el consetvatorio y habíamos hecho ya mucha música juntos, así que no tuvieron reparo en recomendarme con Solano, pero también, es justo decir que, para aquellos días, Diego Solís (hermano de vida y artista costarricense que les recomiendo escuchar, está en Spotify) había ganado un concurso de composición cuyo premio fue grabar el tema en cuestión en Marsol Records y… ¿adivinen quién fue el productor y arreglista? Parece que todo se juntó, y tuve por fin casa para grabar un disco que se llamó “Cuervo Blanco”, como el ultimo tema de ese CD, que justamente habla de mi, de mis sueños, de mis misterios, de mis razones.